En sus manos






Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró.
Lucas 23:46

En una ocasión, a un hombre se le encargó dar una mala noticia, este hombre, gran orador, llevaba noticias de bien por muchas ciudades, dando una esperanza a los que no tenían ninguna y enseñando palabras de verdad a todos, pero en esta ocasión su trabajo fue inusual. Una mala noticia, pero era su trabajo, un ultimátum, pero era su labor. Crónicas se escribirán a partir de esta noticia, toda una nación será conmovida a causa de ella, pero, este hombre se negó y decidió abandonar su encargo.

Huyendo de su responsabilidad grandes problemas lo agobiaban, problemas que le quitaran su comodidad, envuelto en estos problemas, pondrá en peligro a las personas allegadas a él, ya que al rechazar su responsabilidad, consecuencias tendría que afrontar.

Desgracias para él y para sus cercanos también, a causa de una decisión, hacer lo que él cree correcto, poco tiempo pasa hasta que sus allegados cuenta se dan, el origen de sus desagradables situaciones es la desobediencia de este hombre, al ver esto, lo confrontan, el cabizbajo acepta su culpabilidad mientras se miran unos con otros preguntándose ¿Qué haremos? Este hombre, con tristeza, mira a su alrededor y exclama: ¡Déjenme solo, y así ya no tendrán que sufrir por mi culpa!

Momentos más tardes, solo se encuentra nuestro hombre, con los mismos problemas, los mismos agobios y la misma responsabilidad que evadió. Hasta que decide cumplir su misión, yendo a la ciudad en cuestión, realiza su labor, pero algo extraño sucede, en vez de castigo, viene arrepentimiento, en vez de dolor, la ciudad se vuelve a Dios.

Otro hombre en tiempo distinto, también tiene una encomienda, pero esta es mucho mayor, grandes amigos hace, a los cuales les enseña y estos lo acompañaban a todo  lugar, grande se hace la fama de este hombre y sus compañeros de labor, a todos enseña y ayuda a quienes lo necesitan.

Pero hay un problema, su encomienda requiere un gran sacrificio, y uno grande, su vida, triste y cabizbajo clama a su padre, pidiendo que sea de otra forma, que evitara este suceso que culminaría con su existencia.

Noche muy oscura, solo se encuentra el, saber lo que tiene que hacer, lo desespera más, sufriendo antes de cumplir con su labor. Quiere evitar esta situación, pero, culmina su súplica expresando:

Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.
Mateo 26:39

El primer hombre es Jonás, al realizar su labor, la ciudad reconoció, que estaban mal delante de Dios y decidieron arrepentirse de sus malos caminos, encomendaron al señor su vida.

El segundo es Jesús, su labor era salvarnos, para esto tenía que morir por nosotros, tenía que ser el sacrificio que nos limpia del pecado.

En el momento donde nosotros encomendamos al señor nuestras vidas, cuando le entregamos en sus manos nuestras dolencias, situaciones cotidianas,  angustias, y hacemos lo que de verdad tenemos que hacer, cuando en sus manos depositamos todo esto, el se encarga de esa situación, esa angustia o enfermedad.

Quizás tengamos algo que nos agobia:
-Adicción a cualquier cosa
-Problemas económicos
-Enfermedades
-Cosas que pasan en la vida

Pero estas cosas son permitidas por Dios, para enseñarnos que fuera de él nada somos,, quizás estamos lejos de él y necesitamos un ultimátum para recapacitar, quizás por las mismas cosas que nos agobian día a día hemos perdido la comunicación con Dios.

El día de hoy Dios nos está dando una oportunidad para hacer el mejor negocio que puedas hacer en toda tu vida, es simple y sencillo.

Oferta: Liberarte de todo lo que te agobia
Demanda: Aceptarlo como tu salvador.

Mejor de ahí, se daña.

En sus manos, es donde debemos depositarnos, Jonás dentro del pez se negó a sí mismo, se arrepintió de haber desobedecido y el señor le dio otra oportunidad para realizar su labor, y a causa de esto, toda una nación fue librada de la muerte, Jesús en el momento final, clavado en esa cruz, ya en los últimos segundos de su vida, entregó al señor su espíritu, depósito lo que lo angustiaba en las manos del señor y cumplió su labor y a causa de esto toda la humanidad fue librada de la muerte.

Muchos de nosotros sabemos lo que tenemos que hacer, y no lo estamos haciendo por algo que no agobia, pero Dios el día de hoy tiene sus manos extendidas para que deposites eso en sus manos y hagas lo que sabes que debes hacer, a causa de realizar tu labor puedes librar a personas de la depresión, de adicciones, del pecado y de la muerte.

Deposita lo que te impide realizar tu labor en las manos del señor y ve a cumplir tu trabajo, porque muchas personas te lo agradecerán, no lo pienses más, entrégale tus preocupaciones al señor y preocúpate por lo que de verdad importa, lo que se te encomendó que hicieras, y tu sabes lo que es, Dios hoy te da otra oportunidad, en sus manos.

#Maestro

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