Amando a Dios a medias




Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. (Deu 6:5 RV 1960)

El amor no es una emoción del corazón sino la decisión de obedecer. Amar a Dios significa someterse a él, obedecer completamente sus leyes. Jesús dijo: “Si me amáis, guardaréis mis mandamientos” (Juan 14:15)

Dios no es un principio lejano, el es nuestro creador, nuestro padre celestial, con el cual mantenemos una relación personal, en ese sentido; no podemos servir ni amar a Dios con medio corazón, sino que  el amarle y el servirle demanda todo nuestro ser (Salmos103:1) y no porque él se beneficie de nuestro servicio sino que al contrario nosotros, yo soy el beneficiado al dejar entrar a Dios en mi vida (Salmos 103:2).

¿Sin embargo existen áreas de mi vida que son como puertas cerradas a Dios? ¿Se preocupa Dios de mi economía? ¿De mi trabajo o estudios? ¿De mis actividades aparentemente simples? ¿De cómo hablo a los demás? O viéndolo desde otra perspectiva, ¿glorifico yo a Dios con todas las áreas de mi vida?

Sí, Dios tiene cuidado aun de las aparentemente pequeñas cosas y en esa misma forma desea que le dejemos entrar en cada área de nuestra vida, así como el agua no moja donde no entra, así Dios no nos obliga a hacer ni aun aquello que es bueno para mí, sin embargo en la medida de que dejemos a Dios entrar veremos su bendición en nuestra vida.

Y es que no podemos servir a Dios con su palabra en nuestra boca pero no en nuestras acciones, no podemos honrarle de labios, pero que mis acciones digan lo contrario. No puedo pretender amar a Dios de todo corazón, cuando en ese mismo corazón no amo al prójimo. Para ser diferentes en lo social debemos dejar que Dios dirija mis relaciones sociales y que su palabra sea mi manual y mi pensar. (Mateo 15:1-8)

Para ser diferentes en lo económico debemos dejar entrar a Dios a nuestra economía, administrarnos bajo los principios y mandamientos de Dios. (Prov. 22:29) Y es que Dios no bendice mi economía si yo no le dejo entrar en mi economía, y no por que no tenga el poder para hacerlo, que si lo tiene, sino que él nunca nos obliga pues nos ha hecho libres a imagen de él.

De la misma forma para ser diferente en lo espiritual no debo practicar una espiritualidad dominguera, una espiritualidad en la que Dios sea a quien acudo solo en momento de necesidad, o muy por el contrario Dios solo exista para ser a quien le hecho la culpa por mis malas decisiones y por los problemas que tengo por no seguir sus mandamientos.

Dios no es solo Dios del domingo sino de toda mi semana, no es solo Dios al momento de orarle, sino es Dios todo el día, Dios no es Dios cuando todo está bien, sino que en el momento de dificultad o enfermedad allí el sigue siendo Dios y es allí cuando la fe se hace más  presente. (Salmos 34:1, 35:28)

Así como Jesús murió para limpiar nuestros pecados así debemos vivir toda nuestra vida para él, amándole con todo lo que pensamos, todo lo que hacemos, decimos y en cada área de nuestra vida. Todo significa, todo momento, toda situación. Honrar, servir, alabar y amar a Dios a medias es como no servirle.

Pero…sí creo todo lo antes dicho, y no empiezo a cambiar las cosas que al hacerlas o dejar de hacerlas deshonran a Dios, seguiré amando a Dios a medias. Si no empiezo a analizar todas las áreas de mi vida y ver cómo puedo glorificar a Dios en ellas, seguiré amando a Dios a medias. Si no empiezo a usar los talentos, habilidades y bendiciones que Dios me ha dado, seguiré amándole a medias, si pienso que mi dinero, trabajo, tiempo, salud, bienes y demás cosas son de mi propiedad y olvido quien es el dador de ellos, no seré muy diferente al joven rico que “obedeciendo todos los mandamientos” amaba a Dios a medias, al tenerle en un lugar inferior a las riquezas (Mat 19: 16-30).

#Mánager

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