Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.
(Sal 40:1 RV 1960)
Si eres como yo, seguro al preguntar o
pedir algo gustas de respuestas claras y preferiblemente rápidas, en nuestra
cultura de comida rápida, aun las bendiciones y respuestas de Dios las queremos
aquí y ahora.
Y no es que yo crea que Dios no habla,
al contrario creo que cada día el tiene una palabra especial para ti. Pero en
ocasiones al encontrarnos en problemas o al querer la respuesta de Dios sobre
algún tema en especifico, esa no es un sí, en cuyo caso puedo avanzar sin
preocuparme, pero tampoco es un no, en dado caso se que no debo avanzar.
Muchas veces, con su silencio y otras de
forma más clara, Dios simplemente nos dice; espera y descansa en mí.
Hay un episodio bíblico que nos puede
ilustrar en este tema. Cuando Dios libertó al pueblo de Israel de Egipto y los
llevó a la tierra prometida estos necesitaron pasar por el desierto,
necesitaron confiar en la provisión de Dios en todo el trayecto desde la
esclavitud en Egipto hasta la tierra prometida.
Y quizás tú y yo nos sentimos incómodos
cuando Dios nos dice espera en mí, porque es el momento en el que tenemos que
ser más dependientes de Dios.
Otra razón porque la que en ocasiones
necesitamos esperar es porque los tiempos de Dios son perfecto.
Todo tiene
su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. (Ecl 3:1 RV
1960)
Tú y yo habitamos en el
tiempo, Dios habita la eternidad, tú y yo tenemos una vista parcial y sumamente
limitada de la vida y de las circunstancias. Dios, como dice un conocido
predicador; ya Dios estuvo en tu futuro, y es el único que puede darte una
palabra en tu presente para sanar tu pasado y bendecir tu futuro.
Así que podemos confiar en
él, porque él sabe cuando debemos esperar y cuando debemos actuar.
Pero ¿Qué hago mientras
espero? Antes de responder eso es bueno recordar que el salmista no solo esperó
al señor, sino que pacientemente esperó. Hay una gran diferencia en esperar y
tener paciencia.
Pero hay una gran bendición
en el esperar pacientemente, así que disfruta el tiempo de espera, conéctate
con Dios y estate atento a que maná Dios te dará en el desierto, estate atento
a que Dios te quiere enseñar y a que quiere hacer contigo en este tiempo de espera.
Y a fin de cuentas confía en
Dios, el sabe porque necesitas esperar o porque necesitas pasar por el
desierto. Y si te parece que la situación es dura recuerda que no lloverá por
siempre ni se dormirá el que te guarda, el Dios que te ama.
Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice
Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. (Jer
29:11 RV 1960)
#Mánager
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