El precio de seguir a Cristo




Mientras caminaban, alguien le dijo a Jesús: —Te seguiré a cualquier lugar que vayas. Jesús le respondió: —Los zorros tienen cuevas donde vivir y los pájaros tienen nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene ni siquiera un lugar donde recostar la cabeza. Dijo a otro: —Ven, sígueme. El hombre aceptó, pero le dijo: —Señor, deja que primero regrese a casa y entierre a mi padre. Jesús le dijo: —¡Deja que los muertos espirituales entierren a sus propios muertos! Tu deber es ir y predicar acerca del reino de Dios. Otro dijo: —Sí, Señor, te seguiré, pero primero deja que me despida de mi familia. Jesús le dijo: —El que pone la mano en el arado y luego mira atrás no es apto para el reino de Dios. Lucas 9:57-62 (NTV)

En este pasaje podemos darnos cuenta de cómo algunos hombres querían seguir a Jesús, pero antes de caminar con el Señor querían resolver algunos asuntos; uno quería enterrar a su Padre y otro solo quería informar a su familia de que se iba con Jesús (que a nuestro entender no tenía nada de malo). Pero podemos ver, que una relación con Cristo requiere de una devoción total, superior y exclusiva, como bien dice David Platt en su libro Radical “Una relación con Jesús cuesta muchas veces quedarse sin casa, dejar que alguien entierre a tu padre o ni siquiera despedirte de tu familia”, radical ¿verdad?

Sin embargo, vemos que en estos tiempos nos estamos enfrentando a un evangelio muy “fácil”, relajante, llega hasta a parecerse a un spa; donde puedes relajarte, donde todo está bien, donde solo vas cuando te sientes muy abrumado; muy parecido a los placeres y comodidades que te ofrece este mundo.

Te prometen prosperidad, sanidad y bienestar perpetuo en este mundo, cuando el mismo Jesús nos advierte que su reino no es de este mundo y por tanto los beneficios (de aquellos que hemos decidido seguirle) no son de este mundo.

“…Mi reino no es un reino terrenal. Si lo fuera, mis seguidores lucharían para impedir que yo sea entregado a los líderes judíos; pero mi reino no es de este mundo” Juan 18:36

No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta” Romanos 12:2

El evangelio de Lucas ejemplifica el precio de seguir a Jesús. No tener una cama cómoda donde dormir, no saber que comerás mañana, significa una entrega radical. El mismo Jesús dejaba claro que, si lo sigues, abandonas todo: tus necesidades, tus deseos y hasta su familia…

Si quieres ser mi discípulo, debes aborrecer a los demás —a tu padre y madre, esposa e hijos, hermanos y hermanas— sí, hasta tu propia vida. De lo contrario, no puedes ser mi discípulo. Además, si no cargas tu propia cruz y me sigues, no puedes ser mi discípulo. Así que no puedes convertirte en mi discípulo sin dejar todo lo que posees. Lucas 14:26-27; 33

Muy diferente a lo que hoy en día escuchamos desde los pulpitos. El evangelio que hoy escuchamos se enfoca más en cumplir mis sueños que yo cumplir el sueño de Dios. Queremos acomodar a Dios a nuestros planes, cuando nosotros somos los que tenemos que acomodarnos al supremo plan de Dios, y el plan de Dios solo se conoce a través de la Palabra de Verdad.

Cristo nos llama a abandonar la comodidad, todo lo que es conocido y natural. Los grandes hombres y mujeres de Dios se despojaron de trabajos, familia por seguir al Mesías; ellos renunciaron a si mismos.

Les dejo con otra frase del sabio erudito (en mi opinión jajajaja) David Platt:

“En este tiempo estamos moldeando a Jesús a nuestra imagen y comienza a parecerse mucho a nosotros, porque es con ese Jesús con el que nos sentimos más cómodos”.

Retomemos los verdaderos principios de la Palabra de Dios y no aquellas enseñanzas torcidas que han venido engañando a muchos en nuestro entorno. Esto no quiere decir que Dios no quiera prosperarte, pero este no debe ser nuestra meta principal; nuestra meta principal debe ser alcanzar la estatura del Varón perfecto, y como bien le dijo Jesús a sus discípulos, que nuestro nombre esté inscrito en el libro de la vida.

Concluyo preguntándote, ¿Estas tu dispuesto a pagar el precio que requiere seguir a Cristo?

Sin más, ¡hasta la próxima. Gracia y paz!


#LarielyReinoso

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