“Entonces
se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que
peque contra mí? ¿Hasta siete?
Jesús
le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.”
Mateo
18:21-22RVR
Como
seres humanos pertenecientes a una sociedad, en nuestro diario vivir nos
encontramos con problemas y disyuntivas, diferentes opiniones sobre un tema,
diversos puntos de vista y un sinnúmero de problemas o situaciones que causan
conflictos entre varias personas.
Siempre
que hay 2 o más personas habrá un conflicto, no necesariamente malo, dice una
psicóloga infantil (Claudia Simo) que los conflictos en los niños son buenos,
porque así aprenden a resolver problemas y ponerse de acuerdo entre ellos, por
eso dicha psicóloga recomienda a los padres, dejar que los niños resuelvan los
conflictos por si mismos, e intervenir cuando la situación se salga de control.
Esto
también aplica a nosotros como adultos, muchas veces entramos en conflictos y
discusiones y debemos aprender a resolver los problemas entre nosotros, saber
cuándo ceder, reconocer si estamos en un error y llegar a un punto en común.
Hay
un sinnúmero de formas en las que podemos ofender a nuestro prójimo, o nuestro
prójimo nos puede ofender y es ahí donde debemos dejar nuestro orgullo de lado
y tomar la actitud de Cristo en nuestra vida.
Pedro
preguntó cuantas veces debe perdonar, básicamente la respuesta de Jesus fue,
“cuantas veces sea necesario”.
“Uno
de los maestros de la ley se acercó y los oyó discutiendo. Al ver lo bien que
Jesús les había contestado, le preguntó:
—De
todos los mandamientos, ¿cuál es el más importante?
—El
más importante es: “Oye, Israel. El Señor nuestro Dios es el único Señor
—contestó Jesús—Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con
toda tu mente y con todas tus fuerzas.” El segundo es:
“Ama a tu prójimo como a ti mismo.” No hay otro mandamiento más importante que
éstos.”
Marcos
12:28-29NVI
Debemos
perdonar como queremos que nos perdonen, debemos corregir como desearíamos que
nos corrigieran cuando cometamos algún error, debemos tratar a los demás como
queremos ser tratados.
Discusiones
y problemas siempre habrán, pero la actitud con que enfrentemos estas
situaciones debe ser conforme a nuestra formación cristiana, discutir, pero con
consciencia y criterio, demostrar tu punto de vista, pero sin ofender, llegar a
un consenso, al final, todos buscamos la misma meta.
Crea
buenas relaciones con todo el que te rodea, trata a los demás como quieres ser
tratado, y pide al señor cada día que forme tu carácter más como el de Cristo y
busca el bien.
Que
la paz del señor sea contigo donde quiera que vayas y su Santo Espíritu guie tu
caminar.
“El
que quiera amar la vida
y gozar de días felices,
que refrene su lengua de hablar el mal
y sus labios de proferir engaños;
que se aparte del mal y haga el bien;
que busque la paz y la siga”
y gozar de días felices,
que refrene su lengua de hablar el mal
y sus labios de proferir engaños;
que se aparte del mal y haga el bien;
que busque la paz y la siga”
Salmos
34:12-14 NVI
#Maestro
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