Juan es un joven que acaba de entrar a la universidad, sus padres
tienen muchos compromisos y no puede llevarlo a todos los lugares que el
necesita, asà que decide hablar con un amigo para coordinar horarios e ir
juntos a la universidad, esto funciona de maravilla, durante un mes, pues, su
amigo faltaba a varias clases, a veces se iba más temprano o simplemente
olvidaba recoger a Juan.
Juan, al ver que este acuerdo no durará, decide contratar un taxi, según
él es la mejor opción, pues, este taxi esta siempre a su disposición, solo es
necesario una llamada y ahà está, pero transcurrido un mes Juan se da cuenta
que esto requiere de mucho dinero para mantenerse.
Al ver que no tenÃa otra opción Juan decide que debe conseguir su
propio vehÃculo, asà que hace lo primero que se debe hacer a la hora de
conseguir un vehÃculo, sacar licencia. Pasa todos los exámenes, paga los
impuestos y está todo listo para recibir su licencia, pero hay un problema,
Juan tiene la capacidad de comprar un vehÃculo.
Sus padres al ver que el está interesado conseguir un vehÃculo, abren
un espacio dentro de sus deudas mensuales, para recibir otra, el nuevo vehÃculo
de Juan.
El dÃa que Juan va a buscar su licencia, su padre lo acompaña, al
salir con su licencia de conducir en mano, su padre lo lleva devuelta a casa,
donde afuera esta un pequeño carro con un letrero que dice: “Te llevare a donde
quieras ir”. Juan muy emocionado abraza a sus padres y les agradece por el
esfuerzo.
“Ya no hay más problemas con el transporte”, piensa Juan, se monta en
su vehÃculo, se imagina conduciendo a la universidad, imagina el camino, las
luces de la carretera, los demás conductores, imagina todo lo que pasará de
camino, pero, no enciende el vehÃculo, al dÃa siguiente, Juan viajo a la
universidad en transporte público.
“¿A quién se le ocurre hacer algo asÃ?” Quizás te preguntes, pero lo
cierto es que tu y yo lo hemos hecho muchas veces, aun sin darnos cuenta. Esta es
una pequeña historia que narra como una persona recibe algo que puede resolver
sus problemas, o ayudarlo a su dÃa a dÃa, o en una tarea especÃfica, pero no lo
utiliza.
Si quieres ver cómo has actuado como Juan, solo cambia su nombre por
el tuyo, sus padres por Dios, la universidad por el problema que necesita
resolverse o la función que debes cumplir, y el vehÃculo como el regalo de
Dios, el don, y vuelve a leerla.
Actuamos como Juan muchas veces, tenemos un problema, o debemos hacer
algo en nuestra congregación y lo primero que hacemos es ir a pedir ayuda a una
persona, lo cual no está mal, pero no es duradero. Cuando tienes una responsabilidad,
no cargues a otras personas con ella, pues solo te ayudaran un momento y seguirás
con el mismo problema.
Luego tratamos de costear para que otros resuelvan nuestra necesidad,
problema o responsabilidad, lo cual está bien si eres hijo de un dueño de pozo
petrolero, heredaste una fortuna o encontraste un tesoro perdido, lo cual es difÃcil
que pase, pero si es tu caso, esa fortuna no es para siempre, y si la
responsabilidad es tuya, debes cumplir, porque tu darás cuenta por lo que
hiciste y si no lo hiciste tu ¿de qué darás cuenta?
Y por último, entendemos que es nuestra responsabilidad y hacemos lo
que debemos, pero ese regalo que Dios nos dio, ese don, ese carro en el caso de
Juan, no lo utilizamos, muchas veces porque no sabemos que lo tenemos, otras
porque no estamos dispuestos a enfrentar los problemas que pueda traer o por
cualquier otra cosa.
Te invito a que pienses sobre cuáles dones Dios te ha dado, si los
estas usando, y si lo haces, ¿lo estás haciendo de forma correcta?, ¿estás
dispuesto a enfrentar lo que pueda venir a causa de ese don o dones?
Toma un momento para pensar en los dones que Dios te ha dado, quizás puedas
encontrar algo que no sabÃas que tenias y quizás solo quizás, ese regalo
desconocido sea la solución al problema o situación que estas enfrentando hoy
en dÃa.
Te puedes sorprender de lo que Dios puede hacer contigo, si tomas un
momento para descubrir lo que hay en ti.
Bryan Pérez
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